La alimentación adecuada de la mamá durante este período optimiza la salud del bebé y de ella, ya que la lactancia es nutricionalmente exigente. El alimento es el principal vehículo de nutrientes y no se reemplaza con suplementos minerales los malos hábitos alimentarios.
La Organización Mundial de la Salud y las Sociedades de Pediatría recomiendan un tiempo de amamantamiento mínimo de 6 meses que debería extenderse hasta 12 meses o más, y la suspensión debe ser gradual, durante varias semanas.
La alimentación de la madre influirá más en el volumen de la leche materna que en la composición, si sus reservas son importantes. En los primeros 6 meses produce 750ml/día de leche y en los siguientes 6 meses, 600ml/día. Los depósitos de grasa materna acumulados durante el embarazo proveen 150-200 calorías/día en los primeros 3 meses de lactancia. A los requerimientos de energía de la mujer (según edad, actividad física, metabolismo) se le suma 500 calorías más por día. Luego deberá disminuir gradualmente de peso.
En los primeros 6 meses debe consumir 15 gramos más de proteínas (carnes, lácteos, huevo y legumbres) respecto a la ingesta previa al embarazo, y en los siguientes 6 meses aumentar sólo 12 gramos a la ingesta pregestacional.
Es importante tomar de 3 a 4 litros de agua por día para mantener la producción diaria de leche.
La lactancia promueve un contacto más cercano entre la madre y el niño, cuesta menos que las fórmulas comerciales, se digiere mejor que otros alimentos, es segura bacteriológicamente y menos alergénica, tiene factores antiinfecciosos y células inmunológicas y es menos probable que los niños se alimenten en exceso.